El jardín de los senderos que se bifurcan

Henry Matisse, Mónica López Bordón, poesía, editorial Playa de Ákaba
Dibujo de Henry Matisse


Anduvo una vez, y otra y otra…

Había tenido un virginal despertar cuando la noche fluía suntuosa
con la piel manchada de viento.
Su gesto de piedra evocador desleía cada verso de cristal
que resonaba en su garganta.
Exhalaba un pulso dilatado como si caminar en círculo
y abrazar al baobab del sendero
no fuera suficiente para seguir avanzando.
En griego, me dijo que no tuvo en cuenta su noble encanto, íntimo
y de estepa revolando con hojas de oro.
Insinuó que tenía una mitad de miedo
y otra mitad de frío que superaba
con el candelabro prendido, a todo gas, en la caverna.
Su cuerpo había empequeñecido tanto
que sus ojos azules encontraron un abanico
de formas oscuras y ofendidas.
Lloraba con un vestido blanco.
Anduvo de nuevo. Risueña y fugaz, errante.
Misteriosa y silenciosa contó que era la muerte una mujer.
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15 comentarios en «El jardín de los senderos que se bifurcan»

  1. Mónica:

    Siempre es bello evocar al gran Borges, sobre todo cuando lo hace una poetisa como tú, tan delicada y bellamente…
    Y, por cierto, hemos vuelto a la sincronicidad, amiga: porque acabo de subir un post en LK con un poema de Borges, ¡precisamente!

    Un abrazo

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