Poemas de las madres

<< ME HA BESADO. Me ha besado y ya soy otra; otra, por el latido que duplica el de mis venas y por el aliento que se percibe entre mi aliento. Mi vientre ya es noble como mi corazón… Y hasta encuentro en mi hálito una exhalación de flores: ¡todo por aquel que descansa en mis entrañas blandamente, como el rocío sobre la hierba!

¿CÓMO SERÁ? ¿Cómo será? Yo he mirado largamente los pétalos de una rosa, los palpé con delectación: querría esa suavidad para sus mejillas. Y he jugado en un enredo de zarzas, porque me gustarían sus cabellos así, oscuros y retorcidos. Pero no importa si es tostado, con ese rico color de las gredas rojas que aman los alfareros, y si sus cabellos lisos tienen la simplicidad de mi vida. Miro las quiebras de las sierras, cuando se van poblando de niebla, y hago con la niebla una silueta de niña, de niña dulcísima: que pudiera ser eso también.

¿Cómo será? Yo he mirado largamente los pétalos de una rosa, los palpé con delectación: querría esa suavidad para sus mejillas. Y he jugado en un enredo de zarzas, porque me gustarían sus cabellos así, oscuros y retorcidos. Pero no importa si es tostado, con ese rico color de las gredas rojas que aman los alfareros, y si sus cabellos lisos tienen la simplicidad de mi vida. Miro las quiebras de las sierras, cuando se van poblando de niebla, y hago con la niebla una silueta de niña, de niña dulcísima: que pudiera ser eso también.

Pero, por sobre todo, yo quiero que mire con el dulzor que él tiene en la mirada, y que tenga el temblor de su voz cuando me habla, pues en el que viene quiero amar a aquel que me besara

SABIDURÍA. Ahora sé para qué he recibido veinte veranos la luz sobre mí y me ha sido dado cortar las flores por los campos. ¿Por qué, me decía en los días más bellos, este don maravilloso del sol cálido y de la hierba fresca? Como al racimo azulado, me traspasó la luz para la dulzura que entregaría. Este que en el fondo de mí está haciéndose gota a gota de mis venas, éste era mi vino. Para éste yo recé, por traspasar el nombre de Dios mi barro, con el que se haría. Y cuando leí un verso con pulsos trémulos, para él me quemó como una brasa la belleza, por que recoja de mi carne su ardor inextinguible>>. Fragmento del libro Desolación de la poeta Gabriela Mistral; un poema en prosa en varias partes que se titula Poemas de las Madres y está dedicado a doña Luisa F. de García-Huidobro.

. Ahora sé para qué he recibido veinte veranos la luz sobre mí y me ha sido dado cortar las flores por los campos. ¿Por qué, me decía en los días más bellos, este don maravilloso del sol cálido y de la hierba fresca? Como al racimo azulado, me traspasó la luz para la dulzura que entregaría. Este que en el fondo de mí está haciéndose gota a gota de mis venas, éste era mi vino. Para éste yo recé, por traspasar el nombre de Dios mi barro, con el que se haría. Y cuando leí un verso con pulsos trémulos, para él me quemó como una brasa la belleza, por que recoja de mi carne su ardor inextinguible>>. Fragmento del libro de la poeta Gabriela Mistral; un poema en prosa en varias partes que se titula y está dedicado a doña Luisa F. de García-Huidobro.

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