Otro año que comienza

Escribo la primera columna de 2007 entre la resaca de la mitad de las fiestas navideñas, los sms y algunos de los regalos que han ido llegando cargados de sorpresa. Me gustan los resúmenes del año, las elecciones que hacen los medios de comunicación, las palabras y los adjetivos que utilizan porque, eso, habla de su ideología, de su manera de pensar lo que ocurre, para ellos, para cada uno. He comparado diferentes medios a lo largo de estos días, los he estudiado detenidamente y en resumidas cuentas el 90% se reduce a guerras, naufragios, destrucción, tristeza y poco más. La única alegría viene del deporte, ese paradigma social que enfurece, alegra, ama, odia y sobre todo, celebra, porque siempre hay victoria, para unos o para otros. Además, en todos hay algo grupal, es una máquina que funciona con un engranaje donde todos tienen que estar para todos, no importa uno sino el equipo completo. Es algo fantástico. Digo esto porque podremos leer en todos los resúmenes el éxito de la Selección de Baloncesto Española. El éxito es de Pepu Hernández, lean sobre él, su manera de trabajar y de pensar y les gustará. Hagan la prueba.

Y tenemos que tener en cuenta que, después de todo, lo que comienza es un NUEVO AÑO, que lo demás continúa, habrá cosas nuevas que aparezcan y otras que seguirán por el camino del crecimiento o del cambio. Que no podemos cambiar de pronto y de manera radical toda nuestra vida.

Me han regalado desde Buenos Aires el libro de Oliverio Girando, La persuasión de los días. El primer poema que abre el libro es Vuelo sin orillas y dice <>Algo así me pasa cuando pienso en guerras que se pueden alargar cien años, cuando no hay lugar para el crecimiento social, para la educación y cuando la violencia no respeta lo humano. <>. O. Girondo.

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