Retrato de una dama

No puedo dejar de comentar la serie de una de las cadenas de televisión titulada Escenas de matrimonio. Parece que ya ha abandonado la pareja más denigrante de todas ellas: la de los insultos y los gritos.

Me llama la atención que al principio haya habido tantas críticas a este espacio, que menos hablar bien del matrimonio, del amor y de la pareja, es todo lo demás y desde luego, se aleja bastante del patrón a seguir en una sociedad que está luchando contra los malostratos y está ensalzando el valor de la convivencia y tolerancia, requisito indispensable para «exportar» a la Unión Europea.

Salvando todas esas distancias, veo en las audiencias ¡que esta serie la más vista y la preferida por los espectadores! No salgo de mi asombro. Pienso que cuando alguna vez me ha coincidido zapeando me echan literalmente con esos gritos y esas maneras pero, como las audiencias mandan, tendremos para rato, aunque sigan jugando al despiste y a la confusión. En una pareja, como en cualquier alianza que haga el sujeto, el pacto tiene que ser con el DESEO, por que el deseo es el que pone a todos en circulación, el deseo tiene que ver con el crecimiento. Si estos de la tele estudiasen un poco más nos ofrecerían otro producto, pero claro, a lo mejor no sería tan rentable.

Pensando en esto volví a recuperar una deliciosa novela de Henry James que leí hace años: Retrato de una dama, es un clásico de la literatura contemporánea donde está en juego el deseo de libertad e independencia de una mujer: Isabel Archer. Isabel es fuerte, brillante y tiene una personalidad que la ha hecho convertirse en una heroína de la literatura. Está en juego el perfil psicológico de los personajes, la seducción, el enamoramiento…todo con un final inesperado que presagia un futuro de decisiones. Pueden dedicar un tiempo para disfrutar de una trama pensada y escrita en cada detalle. Delicada, sutil, intimista. Esta sí que merece la pena.

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