Ferias y trabajo

Alcalá sigue en fiestas hasta este fin de semana. Parece que hay algo en el ambiente que no nos deja disfrutar del todo, como si la crisis nos llevara a tener «culpa» por querer disfrutar y pasarlo bien en la semana grande y festiva de la ciudad.

Todas las crisis son para crecer. Es el tiempo necesario que se requiere para reordenar las estructuras, las economías, el trabajo y el tiempo para que la producción sea más eficaz y más eficiente. Entendiendo esto la vida cotidiana continua: seguir festejando y celebrando para que la normalidad y la realidad siga su curso. Me comentaban en uno de los últimos viajes que he realizado que conocer y saber los límites de la realidad en la que nos movemos nos ayuda a conocernos, a situarnos, a tomar decisiones que correspondan adecuadamente al objetivo y al momento.

Es una forma de no extralimitarse tanto en los hechos como en los pensamientos. Sobre todo si tenemos en cuenta que en época de crisis aumenta el pesimismo, la depresión, las consultas a especialistas…la economía cambia y cambiamos el ritmo.

Y volviendo a las ferias «de siempre» son eso, como siempre, poca variedad en las innovaciones, es un patrón que no cambia mucho de un año a otro. Cambiar y variar enriquece. Si nos fijamos en el acto de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 podemos ver que han hecho algo completamente diferente, genuino. Han querido y han podido, así pasa con todo aquello que nos propongamos. También en una de esas conversaciones veraniegas y distendidas me dieron otra joya para dejar escrita: la inteligencia es lo que separa. Tener criterio. Alguien crece cuando tiene criterio, piensa, argumenta y decide. Y ojo, esto es algo del pensamiento, de mecánica nada. Ponerse a pensar en unas ferias diferentes es un trabajo, pero, eso ya quedará para la próxima edición y claro está, si se tiene ganas de cambio.

Decía José Martí que «En una sociedad justa, el trabajo es un don», de manera que en los tiempos que corren pensar el trabajo como esa vida que quizás no nos gusta mucho pero necesitamos para vivir, para comer, para continuar hace que pensemos el trabajo como algo continuado y atemporal.

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