El Festival de Cine de San Sebastián

Como suele venir siendo habitual, el Festival de Cine de San Sebastián terminó con la sorpresa de la película ganadora, una de las que no estaba en la quiniela como la gran favorita, en este tipo de certámenes suele pasar… Ahora nos vamos a centrar en varios silencios o espacios en blanco que han ocurrido a lo largo de esos intensos días y que son un toque de atención para el análisis de la realidad y actualidad que tanto nos gusta.

Si empezamos con la entrega del premio concedido a Antonio Banderas, un español donde los haya, podemos decir que no sabemos si ha sido a la prensa, a los fotógrafos, a los maquetadores o a todos un poco, que mucho no les ha gustado porque a excepción de unas pocas fotos, poco más hubo de carne en el asador. Parece que la pregunta se amplía a ¿o no les gustó que el premio se lo diera otro español, Pedro Almodóvar?, su descubridor en la gran pantalla, cuando Banderas era un joven que literalmente «quería comerse el mundo».

Él ha sido quien ha abierto la puerta a muchos actores y actrices españoles que hoy se pasean por las alfombras rojas como si no conocieran a nadie.¡Y mira que me gusta Antonio, sencillo, trabajador, humilde, generoso!, digo lo del silencio porque es como si ya se hubiera esfumado esa entrega, ese premio, ese valor añadido que tiene premiar lo conseguido. Porque es un premio a su trabajo. Algo parecido ha sucedido con Meryl Streep, una foto de portada en algún periódico y ni una en páginas interiores, y en otros ni eso. Cuando si indagamos, y no hace falta profundizar mucho en su trayectoria cinematrográfica, Meryl Streep es el modelo a seguir de mujer trabajadora e incansable en todas sus edades (en su último trabajo la actriz rebosa fuerza, energía, alegría y sobra decir la edad porque ella no la esconde). Trabaja.

Como resumen vayan estos pensamientos en voz alta de esas ausencias extrañas. Porque informar no se debe de hacer por «gustos» sino con criterio. Y como final el adiós a Paul Newman. Nos deja el azul de su mirada, su capacidad camaleónica en cada personaje. Un hombre que nunca se creyó el mito. Un gran actor.

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