Cuadro de Ron Di Scenza |
Arde la noche…
Tropieza con su realidad y aparece una mujer
esquivando cualquier soledad.
Él vacila.
En la furia del eco busca el pulso del tiempo.
Encuentra un dolor hueco cuando sale a buscarla
y no se detiene el vacío de la madrugada.
Mis ojos abiertos entre el mar y la aurora,
vuela un pájaro en la otra mitad de la ciudad.
En su vuelo dejó en nuestra cama de ausencias
un beso de amor y llenó de palabras
nuestra silenciosa huida.