En la belleza y sus mapas
balbuceaba el silencio
mientras me perdía en estos versos,
en el tiempo que no pasa,
en el impecable rojo de tus sílabas,
en ese beso que se quiebra,
en este momento de olvido.
La tarde y sus labios tanteaban la vida,
ella, atareada en nuestro refugio escondido,
mientras yo volvía mi mirada
hacia las caricias encontradas
abrigando la orilla de las horas.
Hoy te he escrito hasta el alba.
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Pues no hay mejor escrito que el que sale así, sincero, desde el corazón.
Un abrazo en la noche.