“Tú me miras, amor, al fin me miras
de frente, tú me miras y te entregas”.
Gerardo Diego
Un día el corazón me entregó,
al alba y en primavera,
la verdad de tu risa.
Nos sentamos lejos de todas las miradas,
lejos de las calles bulliciosas,
y jugamos con las llaves de la noche
a tocar la luna con los dedos vibrantes
y el alma inquieta quedando eclipsados
en este sueño encantado.
Me gusta tu boca cuando ríes
y la grandeza de tus ojos.
He plantado en nuestro hermoso jardín
corazones y sueños.
Nos ha descubierto el amor, amándonos.
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Hermoso momento para mirar al cielo de la noche y también al corazón que te acompaña.
Un abrazo.